Durante un tiempo me pregunté sobre la utilidad de exponer públicamente una etapa de mi vida tan sumamente dura y vulnerable. Para salir de esa duda, sólo cabía una opción: intentarlo. Atreverme a dar el paso que, a priori me parecía una utopía, de convertirlo en un libro.
El proceso de sanación y vivir ahora tan llena de luz no podía quedármelo sólo para mí, debía contarlo, para que tú también entiendas que puedes vivir desde la paz y la calma.
Gracias por la corriente de empatía y solidaridad que estamos creando tanto los afectados, el entorno y en definitiva todas las personas que creen que temas como éste deben estar en la conciencia de todos.
Las pequeñas cosas mueven mundos. Con mi testimonio me encantaría que el tuyo empezara a zarandearse.
Te acompaño en este camino de transformación. Recuerda, ¡No estamos solos!